El futurismo surgió en Milán, Italia, impulsado por Filippo Tommaso Marinetti. Este movimiento buscaba romper con la tradición, el pasado y los signos convencionales que la historia del arte consideraba como elementos principales a la poesía,
el valor, la audacia y la revolución, ya que se pregonaba el movimiento
agresivo, el insomnio febril, el paso gimnástico, el salto peligroso y
la bofetada irreverente. Tenía como postulados: la exaltación de lo
sensual, lo nacional y guerrero, la adoración de la máquina, el retrato
de la realidad en movimiento, lo objetivo de lo literario y la
disposición especial de lo escrito, con el fin de darle una expresión
plástica.
Rechazaba la estética tradicional e intentó ensalzar la vida
contemporánea, que basándose en sus dos temas dominantes: la máquina y
el movimiento. Se recurría, de este modo, a cualquier medio expresivo
(artes plásticas, arquitectura, urbanismo, publicidad, moda, cine,
música, poesía) capaz de crear un verdadero arte de acción, con el
propósito de rejuvenecer y construir un nuevo orden en el mundo.
El poeta italiano Filippo Tommaso Marinetti recopiló y publicó los principios del futurismo en el manifiesto de 1909. Al año siguiente los artistas italianos Giacomo Balla, Umberto Boccioni, Carlo Carrà, Luigi Russolo y Gino Severini firmaron el Manifiesto de los pintores futuristas.
El futurismo procede directamente del cubismo,
incluso los primeros cuadros, son de pleno derecho, cubistas, pero
evolucionan rápidamente hacia una estética diferenciada, debido a su
obsesión por representar la velocidad. Es un movimiento,
fundamentalmente, italiano.
El futurismo es el primer movimiento artístico que se organiza como tal, se reconoce y se define en 1909 a través del Manifiesto futurista,
que publica el poeta Filippo Tommaso Marinetti. Se busca el escándalo,
se admira la velocidad y la tecnología, las señas de identidad del mundo
moderno y pretende romper con el pasado. Nada del pasado merece la pena
ser conservado. Condenan a los museos, a los que considera como
cementerios. Pretenden, y valoran, la originalidad por encima de todo.
«Los objetos en movimiento se multiplican y se distorsionan como vibraciones a través del espacio.»Fragmento del Manifiesto futurista
Sus obras se caracterizan por el color y las formas geométricas, y la
representación del movimiento y la velocidad, para ello representan los
objetos sucesivamente, pintándolos en varias posiciones, o
emborronándolos, un código que se ha popularizado en los cómic y los
dibujos animados. Tienden a utilizar colores puros. El futurismo llegará
a la abstracción a través del rayonismo.
Escultura futurista
En las esculturas futuristas también se intenta representar el
movimiento. Para ello los planos se desarrollan en el espacio. Los
pintores futuristas son, generalmente, también escultores. Destacan Umberto Boccioni, quien más cultivó la escultura.
El futurismo se caracterizó por el intento de captar la sensación de
movimiento. Para ello superpuso acciones consecutivas, una especie de
fotografía estroboscópica o una serie de fotografías tomadas a gran velocidad e impresas en un solo plano. Ejemplos destacados son el Jeroglífico dinámico de Bal Tabarin (1912, Museo de Arte Moderno, Nueva York) y el Tren suburbano (1915, Colección Richard S. Zeisler, Nueva York), ambos de Gino Severini.
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