La película va de como viven unos obreros de un pueblo de Bélgica explotados por sus jefes cobrando muy poco y trabajando mucho hasta que llega un sacerdote y intenta cambiar eso para que la gente obrera no muriese de hambre y de frío.
Biografía.
Adolf Daens (18 de diciembre de 1839 – 14 de junio de 1907), fue un sacerdote flamenco y una importante personalidad política belga.
Nacido en una familia numerosa y modesta de Aalst (Bélgica),
Daens se opuso activamente al conservadurismo que existía entonces en
el seno del clero. Su acción política se centró en la defensa del
proletariado y las reivindicaciones igualitarias, y en luchar contra las
injusticias sociales.
Se alió con algunos líderes vecinales, con los obreros y con algunos
socialistas para oponerse a Charles Woeste, diputado del condado. Woeste
era, en cierto modo, el representante de la burguesía de los
propietarios y el abanderado del partido católico; se dedicó a defender a
los propietarios y a conservar el orden social establecido. Fundó el "Christene Volkspartij" (CVP) (partido popular cristiano) en 1894 y más tarde fue elegido diputado en el Parlamento belga,
con el fin de reivindicar los derechos de los obreros y denunciar las
condiciones de trabajo y de vida de éstos. Todo esto aplicando la Rerum Novarum (encíclica del Papa León XIII) como doctrina social y como proyectil intelectual para combatir las injusticias socioeconómicas.
Su combate para mejorar las condiciones de trabajo de los obreros y
de la vida de sus familias le alejaron del sacerdocio. Por otra parte,
fue condenado por su obispo, luego por el Papa y apartado de sus funciones en 1899. Murió en 1907 después de haber pedido perdón a su obispo.
El «daensismo», profundamente humanista, se emparentaría hoy con un socialismo socialdemócrata o una corriente social-cristiana.
La leyenda de una estatua erigida en su ciudad natal con ocasión del 50º aniversario de su muerte resume su empeño: "El trabajador no debe ser ni esclavo ni mendigo, debe ser un hombre libre y próspero".
Louis Paul Boon publicó en 1971 una novela biográfica titulada Pieter Daens. En 1992, el realizador Stijn Coninx, tomando como base la novela mencionada, contó la historia de este sacerdote comprometido en la película titulada Daens.
En 2005, Adolf Daens obtuvo el quinto puesto en la versión flamenca para elegir al “belga más importante” (De Grootste Belg).
La obra de Clarín se compone de numerosos artículos de crítica literaria, dos novelas, una obra teatral y varios libros de cuentos.
Sus artículos
de crítica literaria, en los que expuso sus ideas acerca de la novela,
pronto le hicieron conocido y respetado en todo el país.
La producción novelística de Clarín es escasa: La Regenta (1885) y Su único hijo (1890). Esta última se aleja del realismo para expresar de pleno la crisis ideológica de fin de siglo.
Clarín intentó introducirse también, aunque sin demasiado éxito, en el mundo teatral con Teresa (1895), drama de ambientación obrera.
Especial importancia tienen sus cuentos y novelas cortas, entre las que destacan Pipá, sobre la tragedia de un golfillo; Doña Berta, poética historia de una solterona; y, sobre todo, Adiós, Cordera, uno de los mejores cuentos de la literatura española. Aunque no falta su característica tendencia satírica, en la narrativa corta Clarín se muestra más abierto a la ternura, a la compasión y a la solidaridad.
LA REGENTA
En ella se retrata en toda su complejidad una ciudad de provincias, Vetusta (nombre tras el que se esconde Oviedo), en la que está representada la sociedad española de la Restauración.
Clarín somete a una irónica crítica
a todos los estamentos de la ciudad, que conforman una atmósfera
asfixiante, opresiva, que choca con la protagonista, Ana Ozores. La
importancia de la presión social sobre ella acerca la novela a las teorías del naturalismo (ver t22).
La Regenta es una novela de poca acción, en la que adquieren gran importancia las descripciones de la psicología de los personajes y de los ambientes: la catedral, el casino, las reuniones de la burguesía...
Biografía
Nació el 25 de abril de 1852 en Zamora, donde se había trasladado su familia desde Oviedo, al ser nombrado su padre, Genaro García Alas, gobernador de la ciudad. Leopoldo fue el tercer hijo del matrimonio.
En la casa se hablaba continuamente de Asturias
y su madre, Leocadia, con cierta nostalgia, contaba relatos de aquella
tierra de sus antepasados (aunque ella tenía también hondas raíces
leonesas). Este ambiente influyó en gran medida en el espíritu del niño
Leopoldo que desde siempre se sintió más asturiano que zamorano, aunque a
lo largo de su vida conservó un cariño especial por las tierras que lo
vieron nacer.
A los siete años entró a estudiar en el colegio de los jesuitas ubicado en la ciudad de León en el edificio de San Marcos (actual parador de turismo).
Desde el principio supo adaptarse a las normas y a la disciplina del
centro de tal manera que a los pocos meses era considerado como un
alumno modelo. Sus compañeros lo conocían con el mote (sobrenombre) de
«el Gobernador», por alusión a la profesión de su padre. Sus biógrafos
aseguran que esta etapa estudiantil engendró en Leopoldo el sentimiento
religioso y el principio de gran disciplina moral que fueron la base de
su carácter. En este primer año escolar ganó una banda azul como premio y
trofeo literario. La conservó toda su vida y se encontraba entre los
objetos más queridos del museo familiar.
En el verano de 1859
toda la familia regresó a Asturias. Leopoldo descubrió con sus propios
ojos la geografía asturiana de la que tanto había oído hablar a su
madre. Durante los años siguientes Leopoldo se encuentra en libertad por
las tierras de Guimarán, propiedad de su padre, donde aprenderá
directamente de la Naturaleza y de los libros que encuentra en la vieja
biblioteca familiar, donde entra en contacto por primera vez con dos
autores que serán sus maestros: Cervantes y Fray Luis de León.
El 4 de octubre de 1863, a la edad de once años, Leopoldo ingresa en la Universidad de Oviedo en lo que se llamaban «estudios preparatorios», matriculándose en las asignaturas de Latín, Aritmética y Doctrina Cristiana. El curso lo terminó con la nota de sobresaliente y con la adquisición de tres buenos amigos: Armando Palacio Valdés, Tomás Tuero (que fue también escritor, traductor y crítico literario) y Pío Rubín (escritor).
En su producción novelística encontramos todas las
modalidades narrativas y, en ellas, Galdós es el único escritor español
del siglo XIX capaz de construir un amplio cuadro de la sociedad de su
tiempo.
A la vez, Galdós es el único escritor que posee una
visión global y coherente de la historia contemporánea española,
novelada en sus Episodios nacionales.
Los Episodios nacionales
Constituyen una amplia reconstrucción de la historia de España en el siglo XIX, desde la batalla de Trafalgar (1805) hasta los comienzos de la Restauración (1875).
Los Episodios superan los modelos de novela histórica romántica (ver t22)
porque Galdós construye sus obras manteniendo dos planos, el histórico y
el novelesco, que discurren de manera paralela, interrelacionándose con
frecuencia.
Novelas de la primera época
Escritas entre
1870 y 1878, tratan generalmente del enfrentamiento ideológico que
dividía la España de la época. Los personajes quedan escindidos en dos
bandos: progresistas y tradicionalistas. Galdós se identifica con los
primeros y critica a los segundos.
Además de La Fontana de Oro, primera novela realista española, pertenecen a esta época las llamadas novelas de la intolerancia: Doña Perfecta (1876), Gloria (1877), La familia de León Roch (1878)) y Marianela (1878).
Novelas contemporáneas
Son
veinticuatro novelas escritas entre 1881 y 1889, que constituyen un
amplio retrato de la sociedad española, con especial atención a las
clases medias.
El autor muestra aquí un mayor dominio de las técnicas realistas
y es, por tanto,más imparcial. Sin abandonar sus ideas progresistas,
describe a los personajes de una manera profunda, con sus
contradicciones.
Etapa espiritualista
En sus últimas novelas, Galdós muestra un creciente interés por los temas morales y espirituales. En estas novelas se acentúa el idealismo de los personajes y pierde importancia la descripción de la realidad.
Biografía
Benito María de los Dolores Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 10 de mayo de 1843 - Madrid, 4 de enero de 1920), conocido como Benito Pérez Galdós, fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español.
Se le considera uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX en España y un narrador capital en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser reconocido por muchos como el mayor novelista español después de Cervantes.
Galdós transformó el panorama novelesco español de la época, apartándose de la corriente romanticista en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad.En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con "su intuición serena, profunda y total de la realidad", se lo devolvió, como Cervantes,
rehecho, "artísticamente transformado". De ahí que "desde Lope ningún
escritor fue tan popular, ninguno tan universal desde Cervantes".
Pérez Galdós fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar nominado al Premio Nobel en 1912.
Aunque, salvo en su juventud, no mostró especial afición por la
política, aceptó su designación como diputado en varias ocasiones y por
distintas circunscripciones.
Infancia y juventud
Galdós fue el décimo hijo de un coronel del ejército, Sebastián
Pérez, y de Dolores Galdós, una dama de fuerte carácter e hija de un
antiguo secretario de la Inquisición. Siendo aún niño su padre le aficionó a los relatos históricos contándole pasajes y anécdotas vividos en la Guerra de la Independencia, en la que, como militar, había participado. En 1852 ingresó en el Colegio de San Agustín, en el barrio de Vegueta
de Las Palmas de Gran Canaria (isla de Gran Canaria), con una pedagogía
avanzada para la época, en los años en que empezaban a divulgarse por
España las polémicas teorías darwinistas, polémicas que algunos críticos han rastreado en obras como Doña Perfecta.
Galdós, que ya había empezado a colaborar en la prensa local con poesías satíricas, ensayos y algunos cuentos, obtuvo el título de bachiller en Artes en 1862, en el Instituto de La Laguna
(Tenerife), donde había destacado por su facilidad para el dibujo y su
buena memoria. La llegada de una prima suya, "Sisita", al entorno
familiar isleño, trastornó emocionalmente al joven Galdós, circunstancia
que se ha considerado posible origen de la decisión final de "Mamá
Dolores" de enviarle a Madrid a estudiar Derecho.
Llegó a Madrid en septiembre de 1862, se matriculó en la universidad y tuvo por profesores a Fernando de Castro, Francisco de Paula Canalejas, Adolfo Camús, Valeriano Fernández y Francisco Chacón Oviedo. En la universidad conoció al fundador de la Institución Libre de Enseñanza, Francisco Giner de los Ríos, que le alentó a escribir y le hizo sentir curiosidad por el krausismo, filosofía que se deja sentir en sus primeras obras. Frecuentó los teatros y con otros escritores paisanos suyos (Nicolás Estévanez, José Plácido Sansón, etcétera) la «Tertulia Canaria» en Madrid. También acudía a leer al Ateneo a los principales narradores europeos en inglés y francés. Fue en esa institución donde conoció a Leopoldo Alas
Clarín, durante una conferencia del crítico y novelista asturiano, en
lo que sería el comienzo de una larga amistad. Al parecer fue alumno
disperso y perezoso, faltando a clase a menudo:
"Entré en la Universidad, donde me distinguí por los frecuentes
novillos que hacía, como he referido en otro lugar. Escapándome de las
cátedras, ganduleaba por las calles, plazas y callejuelas, gozando en
observar la vida bulliciosa de esta ingente y abigarrada capital. Mi
vocación literaria se iniciaba con el prurito dramático, y si mis días
se me iban en "flanear" por las calles, invertía parte de las noches en
emborronar dramas y comedias. Frecuentaba el Teatro Real y un café de la
Puerta del Sol, donde se reunía buen golpe de mis paisanos" (B. Pérez
Galdós, Memorias de un desmemoriado, II)
En 1865 asistió a la terrible Noche de San Daniel, cuyos sucesos le impresionaron vivamente:
Presencié, confundido con la turba estudiantil, el escandaloso motín
de la noche de San Daniel —10 de abril del 65—, y en la Puerta del Sol
me alcanzaron algunos linternazos de la Guardia Veterana, y en el año
siguiente, el 22 de junio, memorable por la sublevación de los sargentos
en el cuartel de San Gil,
desde la casa de huéspedes, calle del Olivo, en que yo moraba con otros
amigos, pude apreciar los tremendos lances de aquella luctuosa jornada.
Los cañonazos atronaban el aire... Madrid era un infierno.
El tema de la historia del capitalismo, en sus
orígenes, fue fuente de grandes debates sociológicos, económicos e
históricos desde el siglo XIX. Tanto los mercaderes como el comercio
existen desde que existe la civilización, pero el capitalismo como
sistema económico, en teoría, no apareció hasta el siglo XVI en
Inglaterra sustituyendo al feudalismo. Según Adam Smith, los seres
humanos siempre han tenido una fuerte tendencia a “realizar trueques, cambios e intercambios de unas cosas por otras”.
De esta forma al capitalismo, al igual que al sistema de precios y la
economía de mercado, se le atribuye un origen espontáneo o natural
dentro de la edad moderna.
Este impulso natural hacia el comercio y el intercambio fue señalando
y fomentado por las Cruzadas que se organizaron en Europa occidental
desde el siglo XI hasta el siglo XIII. Las grandes travesías y
expediciones de los siglos XV y XVI reforzaron estas tendencias
y ayudaron el comercio, sobre todo tras el descubrimiento del Nuevo
Mundo y la entrada en Europa de ingentes cantidades de metales
preciosos, provenientes de aquellas tierras. El orden económico
resultante de estos acontecimientos fue un sistema en el que predominaba
lo comercial o mercantil, es decir, cuyo objetivo principal consistía
en intercambiar bienes y no en producirlos. La importancia de la
producción no se hizo patente hasta la Revolución industrial que tuvo
lugar en el siglo XIX.
Sin embargo, ya antes del inicio de la industrialización había
aparecido una de las figuras más características del capitalismo, el
empresario, que es, según Schumpeter, el individuo que asume riesgos económicos no personales.
Un elemento clave del capitalismo es la iniciación de una actividad con
el fin de obtener beneficios en el futuro; puesto que éste es
desconocido, tanto la posibilidad de obtener ganancias como el riesgo de
incurrir en pérdidas son dos resultados posibles, por lo que el papel
del empresario consiste en asumir el riesgo de tener pérdidas o
ganancias.
El camino hacia el capitalismo a partir del siglo XIII fue encontrado
gracias a la filosofía del Renacimiento y de la Reforma. Estos
movimientos cambiaron de forma drástica la sociedad, facilitando la
aparición de los modernos Estados nacionales (y posteriormente el Estado de Derecho como sistema político y el liberalismo clásico como ideología)
que proporcionaron las condiciones necesarias para el crecimiento y
desarrollo del capitalismo en las naciones europeas. Este crecimiento
fue posible gracias a la acumulación del excedente económico que
generaba el empresario privado y a la reinversión de este excedente para
generar mayor crecimiento, lo cual generó industrialización en las
regiones del norte.
Aparición de las bolsas a finales de la Edad Media
La aparición de las primeras Bolsas ocurre en el siglo XIV en estas
ciudades italianas donde el comercio es permanente (contrariamente a las
ferias medievales que se celebran sobre períodos limitados) y donde se
concentran lo esencial de las actividades financieras.
Es no obstante la creación en 1409 de la Bolsa de Brujas,
un hotel dedicado al intercambio de mercancías, letras de cambio y
efectos de comercio, que marca un punto de inflexión en el desarrollo de
las actividades financieras. El plaza se impone rápidamente gracias a
la abertura de su puerto, gracias a la fama de sus ferias comerciales y
gracias al clima de tolerancia y de libertad que aprovechan vendedores e
inversionistas de todo origen.
Son los mismos triunfos que permitirán luego a la plaza de Amberes
(creada en 1460) desarrollarse al principio del Renacimiento. Se podía
leer en su frontis: Ad usum mercatorum cujusque gentis ac linguae (“Para uso de los vendedores de todos los países y de todas lenguas”).
Propiedad privada y medios de producción
En Gran Bretaña, el voto delEnclosure Act
marca el advenimiento de la propiedad privada del capital, es seguido
en el siglo XIX de la liberalización del accionariado. En 1825, la Bubble Act,
que limitaba el tamaño de las empresas, es revocado. En 1856, la
creación de sociedades anónimas es liberada de toda coacción. Es el
principio de la dominación de las teorías del laissez-faire (dejar hacer),
deseando limitar la intervención del Estado en la economía: ideología
difundida en Gran Bretaña por los autores de la escuela clásica inglesa.
En Francia, en respuesta a los movimientos revolucionarios de la
capital, los castillos de los campos son asaltados a fines de julio de
1789 por los campesinos que discuten la propiedad señorial. En la noche
del 4 agosto de 1789, los privilegios de la nobleza son abolidos y la
hacienda es abierta desde entonces a la burguesía, mientras que la
desaparición de numerosos impuestos del Antiguo Régimen permite de
(re)lanzar la inversión. El 26 de agosto, la propiedad privada, “bajo
los auspicios del Ser supremo”, es reconocida en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano como un derecho inalienable.
En los Estados Unidos, desde la colonización, la propiedad privada de
las tierras fue la regla. No obstante, la legislación americana pudo
mostrarse muy favorable hacia los menos ricos y supo, gracias a la
inmensidad del territorio, hacer de la propiedad privada de la tierra
una noción fundamental defendida por los más humildes (no esclavos). Una
ley de 1862 les concede en efecto la propiedad privada de 160
agrimensuras a los pioneros. La Homestead Act, ofrece un jardín para que cultiven los europeos desprovistos, estimulando los flujos migratorios hacia los Estados Unidos.